Gestionar el fracaso



 Las redes sociales están repletas de imágenes de éxito durante los meses de mayo y junio.  Continuamente vemos a jóvenes con sus togas y diplomas en fotos familiares, donde generalmente padres y abuelos reseñan los logros alcanzados por sus hijos y nietos. ؟Pero qué pasa con los que no se graduaron o fracasaron? 

    Para el fracaso generalmente no hay un "post".  Cuando fracasamos un sentimiento de impotencia se apodera de nosotros y este sentimiento se magnifica cuando a través de las pantallas nos llega el reflejo del éxito y la felicidad.  No siempre estas imágenes nos sirven de motivación, sino más bien de amargura.   Tampoco sirve el consejo de nuestros seres queridos o los miles de mensajes que podremos encontrar en internet, tales como:  "No hay éxito sin esfuerzo”, “El triunfo en la vida es ponerse de pie" y por ahí una lista interminable de frases para paliar el sentimiento del fracaso.

    Hace unos meses me di a la tarea de preparar un semillero y comencé sembrando varias semillas de la misma especie.  Me ocupé de proporcionar las mismas condiciones para cada una de ellas.  Sorpresivamente a las dos semanas una de ellas germinó, mientras que las otras poco a poco iban brotando de la tierra o sencillamente mantenían su aspecto inicial.   Poco a poco he ido trasplantado las semillas germinadas y observo como van creciendo, convirtiéndose en futuros árboles de Flamboyán y Caoba.  Todavía espero a que las semillas restantes puedan germinar, aunque anticipo que algunas no germinarán.  Este ejercicio me ha hecho comprender que los seres humanos somos muy parecidos a las semillas, no todos nos desarrollamos al mismo tiempo.  Depende de muchos factores, tanto para las semillas como para el ser humano, que podamos desarrollarnos al mismo tiempo que nuestros semejantes.

¿De qué depende el éxito? El éxito depende de varios factores, por ejemplo, de una inteligencia natural que nos llega como un don divino, del esfuerzo, de un golpe de suerte o de profesionales generosos y comprometidos que nos tienden una mano y nos guían por el camino al éxito.   ؟Cómo valoramos el éxito? Más allá del diploma o la medalla es importante valorar el grado de esfuerzo que ha tenido que hacer la persona para alcanzar sus metas.  Un joven o profesional que ha enfrentado problemas familiares, ha padecido alguna enfermedad o la falta de recursos, comienza la carrera con el doble de obstáculos y llegar a la meta supone un gran esfuerzo, porque corre contra todo pronóstico.  En lo personal, ese es el triunfador que más valoro.

Si este año tu imagen no aparece en las redes sociales, como un reflejo de lo que es el éxito, te toca esperar, pero esta espera no debe ser pasiva, tiene que ser activa.  A partir de hoy debes pensar que eres único, con unas circunstancias particulares.  No te compares con nadie, apártate del ruido y construye las condiciones para lograr tus metas.  Puede ser que al intentarlo fracases una y varias veces más.  Si no quieres seguir intentando, muévete y explora diferentes alternativas.  Para muchos el camino al éxito es una autopista, para otros el tránsito se hace por carreteras secundarias.

Aunque somos muy parecidos a las semillas, hay un aspecto muy importante que marca la diferencia, nuestra fuerza interior.  Para que una semilla germine depende de muchos factores externos, tales como la humedad, calidad de tierra y la luz.  El ser humano también depende de factores externos para desarrollarse, pero cuando el ambiente no es propicio, tiene la facultad para buscar en su interior la fuerza que lo lleve a alcanzar el éxito.  Algunos antes y otros más tarde, todos podemos tomar en nuestras manos el diploma tan ansiado, lograr la posición que tanto hemos deseado,  y sobre todo lograr el mayor de los triunfos; sentirnos bien con nosotros mismos.

                      

 

 


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