Albar Núnez Cabeza de Vaca, explorador y conquistador español que recorrió gran parte del sur de los Estados Unidos en el siglo XVI, relata en su diario de viaje que las mujeres de las tribus indias de aquellas tierras eran las que más trabajaban. Estas mujeres tenían a su cargo la mobilización del equipo y materiales cada vez que trasladaban el campamento de un lugar a otro en busca de comida. Desde el amanecer hasta la noche debían ir en busca de leña, agua y raices. Entre todas estas ocupaciones estaba el cuidado de los niños y ancianos. Cuando la tribu realizaba la caza de los bisontes, denominados por ellos "catanca", eran las mujeres las que montaban las tiendas de campaña y luego comenzaban a disponer de cada una de las partes del animal cazado. Esta actividad la realizaban con gran rápidez para evitar que los depredadores compitiesen con tan preciado alimento. Utilizaban cuchillos para desollar las gruesas pieles y luego trocear las carnes.
En siglos posteriores, la mujer fue un elemento importante en las tareas agrícolas y artesanales. Al transcurir el tiempo, casi finales del siglo XVIII el concepto de casa cambió. Lejos de ser el lugar donde cobijarse de los elementos, tales como: el frío, las lluvias o el calor; se convirtió en un lugar confortable al cual se le fue añadiendo mobiliario. La casa dejó de ser un simple lugar para transformarse en un hogar. La mujer, en algunos lugares de Europa dejó las tareas que proporcionaban ingresos adicionales a la familia para ser lo que comúnmente conocemos como "ama de casa".
La era moderna y los nuevos inventos para ayudarnos a ahorrar tiempo en las tareas del hogar, tales como lavadoras, secadoras y otros electrodomésticos tuvo el efecto de permitirle a la mujer regresar al mundo del trabajo. Lo cierto es que este retorno trajo consigo el concepto de la doble jornada. Toda mujer que regresa al hogar, luego de desempeñarse en sus trabajos, se enfrenta a las labores del hogar, el cuidado de los hijos y todas aquellas obligaciones que por siglos hemos realizado. A esta actividad se le denomina conciliación. La pregunta que generalmente nos hacen a las mujeres que trabajamos es: ؟ Cómo has podido conciliar tu trabajo y el cuidado de la familia y el hogar? La única respuesta posible es muy sencilla: porque soy mujer.
El Foro Económico Mundial, en su informe sobre la Brecha de Género 2023, indica que la paridad entre hombres y mujeres ha retrocedido a los niveles previos a la pandemia del COVID-19. La paridad total entre hombres y mujeres no la alcanzaremos en este siglo. Las mujeres de hoy no nos diferenciamos mucho de aquellas que pertenecían a las tribus indias del sur de los Estados Unidos. Aunque hemos ganado derechos y cada vez más se hace patente la presencia femenina en los ámbitos empresariales y profesionales, muy poco nos separa de aquellas mujeres que asombraron al explorador español Albar Núnez Cabeza de Vaca. Continuamos cargando, sembrando, cuidando a nuestros mayores y niños, desollando y troceando. También, como aquellas mujeres, nos sorprende la noche y seguimos en la lucha.
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