Cuando habla el viento y el agua
Hace cinco años la fuerza del viento nos habló. La destrucción que dejó a su paso el huracán María nos presentó una radiografía precisa de la mala planificación y la pobre gestión de las agencias reguladoras que deben velar por cumplir las leyes y reglamentos que aseguren vida, propiedad y la preservación de nuestros recursos naturales. En el transcurso de los pasados cinco años poco o nada se hizo por enmendar las faltas y volvimos a presenciar la reconstrucción de lugares que fueron severamente afectados por este fenómeno atmosférico. El hombre siempre ha creído que puede luchar y vencer a las fuerzas de la naturaleza, levantando puentes, desviando quebradas y construyendo en lugares de hermosa belleza por su proximidad a los ríos y al mar.
Hace dos semanas atrás llegó Fiona, cargada con la furia del agua. Arrasó desde el monte a la costa, arrastrando en la corriente lo que encontraba a su paso. Nuevamente se llevó puentes, casas, los alimentos que da la tierra y nuestros recuerdos. Río abajo fueron nuestros trapos y nuestros vicios. Nuevamente el fondo marino se llenó de basura.
Es importante, que antes y después de un fenómeno atmosférico, protejamos nuestras cuencas hidrográficas. Los lugares próximos a los ríos e inclusive aquellos por donde no circulan las aguas, deberían conservarse libres de basura y escombros. Las entidades gubernamentales y municipales tienen que estar más vigilantes a las actividades que todos sabemos ocurren en nuestros ríos y finalmente aplicar las leyes y reglamentos que existen y no se ponen en vigor.
Como mencioné al principio, los cambios climáticos dan origen a grandes transformaciones. Es momento de encontrar otra manera de ver a nuestros ríos y playas. Seamos también un poco nómadas, para entender mejor a la naturaleza, agudizando nuestros sentidos. Escuchemos el habla del viento y del agua para que cuando nos azote otro huracán, el río no arrastre nuestras miserias; aquellas cosas que vamos dejando desparramadas para formar la imagen de lo que somos: el ser más destructivo que habita en la Tierra.
Mapa Madre
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